En el 117 aniversario de su nacimiento, FEMECA recuerda su pensamiento sobre la salud pública y homenajea al hombre más importante del sanitarismo argentino. Su concepción en torno al trabajo médico y al gremialismo marcan el rumbo de esta Federación para defender los derechos de los profesionales de la salud.

El Dr. Ramón Carrillo nació el 7 de marzo de 1906 en Santiago del Estero. Fue neurocirujano, neurobiólogo, médico sanitarista y el primer Ministro de Salud de la Nación (1946-1954).

Fue el mayor de once hermanos. La buena posición económica de su familia -su padre fue diputado por la provincia en tres ocasiones- le posibilitó viajar a Buenos Aires a sus 17 años para estudiar Medicina. En 1929 se recibió con el mejor promedio y, becado, se fue a Europa por cuatro años para continuar su formación profesional.

A su vuelta, Carrillo se convirtió en jefe del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central en Buenos Aires. En el hospital, entre otras tareas, se encargaba de la confección de estadísticas de salud para el Ministerio de Guerra, experiencia clave que le serviría para elaborar en 1951 su Teoría del Hospital, una de sus investigaciones y obras más relevantes.

“El mejor plan de salud es agua corriente y cloacas” repetía Ramón Carrillo a mediados de los años cuarenta cuando fue convocado por el Gobierno de Juan Domingo Perón para crear al Secretaría de Salud Pública de la Nación – luego  convertida en Ministerio-. Hasta ese momento no existía en la Argentina una estructura organizativa para el sistema de salud de la población.

Durante su gestión, se construyeron hospitales, centros sanitarios, hogares escuelas, hogares para ancianos, institutos formación en enfermería. Se estableció la atención gratuita para toda la población y se crearon políticas públicas como el Tren Sanitario, que llegaba a los lugares más recónditos del país para brindar capacitaciones en educación para la salud y atención médica en las diferentes ramas de la medicina.

Las masivas campañas de vacunación llegaron a todo el país, un ejemplo exitoso fue la política pública implementada para combatir el paludismo que, en el marco de la campaña “Grandes Luchas Sanitarias”, redujo en cuatro años considerablemente la cantidad de casos.

Además, durante su gestión se creó EMESTA, la primera fábrica nacional de medicamentos, que funcionaba en el Instituto Malbrán y producía medicinas un 70% más baratas que las de los laboratorios privados.

Finalmente, se tuvo que ir de su cargo un año antes, en 1954, tras la crisis del segundo Plan Quinquenal. Las farmacéuticas y sectores de poder exigieron la renuncia de Carrillo porque él se metió con sus intereses económicos desarrollando la empresa de producción pública de medicamentos; se ocupó también de las condiciones de higiene y seguridad en el trabajo, con lo cual se tuvieron que modificar procesos productivos que dañaban a los trabajadores. 

El paradigma central de Carrillo fue pensar que no puede haber política sanitaria, sin política social.

Murió en Brasil el 20 de diciembre de 1956, a los 50 años.

Fuente: Ministerio de Salud / Ministerio de Cultura de la Nación